Voy a decir algo que probablemente suene anti runner: a veces odio correr.
Sí, lo dije.
Y no estoy solo. Hay un club silencioso, pero grande, de corredores que aunque amamos lo que trae correr, no necesariamente disfrutamos el proceso de poner un pie frente al otro durante kilómetros y kilómetros.
No es el running, son las consecuencias
Amo cómo me siento después de correr. Amo la claridad mental, la energía, la sensación de haber hecho algo poderoso con mi cuerpo. Amo ver mi progreso en Strava, las fotos con mis amigos al final del entrenamiento, el café con pan al terminar, los memes de corredores que solo nosotros entendemos. Pero el acto de correr en sí… muchas veces se siente como un castigo. A veces me aburro. Me arde el pecho. Siento que mis piernas pesan una tonelada. Me pregunto por qué no estoy en mi cama viendo una serie y comiendo chilaquiles.
Y, sin embargo, sigo corriendo.
¿Qué clase de relación tóxica es esta?
Nos han vendido la idea de que, si no amas correr, no eres un “verdadero runner”. Que si no te levantas emocionado a las 5 a.m. con una sonrisa para hacer tu fondo, no perteneces a esta tribu.
Pero se vale odiar el proceso y aún así amar lo que representa.
Tal vez eres de los que corren porque es su terapia. O porque quieren demostrarle algo al mundo. O porque están luchando contra su ansiedad. O porque quieren llegar a viejos fuertes, o porque el crush del grupo también corre (y eso es motivación suficiente).
No importa la razón. Estás aquí, y eso te hace corredor.
Correr se elige, no se romantiza.
Lo que nadie dice es que correr es duro. Duele. Cansa. Te pone cara de muerto viviente. Y eso es exactamente lo que lo hace valioso: lo haces aunque a veces no te guste.
Como ir al gimnasio. Como ir a terapia. Como comer ensalada cuando quieres una pizza. Lo haces porque sabes que te construye. Que te transforma. Que te hace sentir capaz.
Bienvenido al club
Este blog es para ti, runner raro. El que se queja mientras corre pero no se pierde ni una salida. El que odia los primeros 5 km pero sonríe en el kilómetro 10. El que jura que no volverá a inscribirse a una carrera… y una semana después ya está buscando vuelos para otro maratón.
Sí, correr puede ser horrible a veces. Y también puede ser lo mejor que nos ha pasado.
No estás solo.
Nos vemos en la siguiente salida… aunque sea con cara de “¿por qué demonios hago esto?”
1 comment
Ameeeeeeeee! Super identificada. A veces cuesta más que otras. Pero justo como dicen, no tienes que amarlo siempre para hacerlo🫶🏼